Recuerdo que dibujé ésta página en una semana.
Por una cuestión de vanidad quise implementar todo lo que recientemente había
aprendido de anatomía de la figura humana. Inicié esbozando los huesos, luego
entrelazando el sistema muscular, continué con la piel haciéndolo completamente
desnudo, para finalizar con el pantalón y las cadenas, y el entintado, por
supuesto.
Decidí que fuera a toda página para afianzar
el impacto dramático del momento. Y no era para menos, Crescencio acababa de
ver cómo su antiguo captor, Don Alberto Bujalance, encarnizadamente golpeaba con su fusta a
Juana, su esposa y futura madre de su hijo libre, tras verla embarazada.
En esos días yo tenía una academia artística,
estaba en un proyecto de industrias culturales del cual surgió una editorial, y
había conformado una banda de Rock n Roll. Hoy no tengo ninguna de las anteriores, tal vez por eso me demoré tanto...
Fueron días infernales. No exagero, mi vida no
ha sido color de rosa, pero esos años fueron los peores.
Ahora, no tengo academia, no tengo editorial y
no estoy en ninguna banda, y créanme, ahora estoy, sino feliz, mucho más
tranquilo.
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