miércoles, 5 de octubre de 2016

ROCK N ROLL UNA HISTORIA DE LUCHA Y DERROTA PARTE 1.

Casete con la grabación de los primeros ensayos de la banda. Incluye la voz de la primera vocalista. 

Escribo esto como forma compartir con ustedes mi testimonio de vida dejando constancia de que se luchó, de Perseverancia. También escribo esto como una manera de hacer una reflexión de todos los años invertidos en ésta terquedad.

A finales de diciembre del año pasado renuncié a la música, a la banda de rock que empujé por tantos años y lo único que logré a lo largo de 22 años no fue más que rabias y frustración.

Desde niño soñé con ser dibujante, es una profesión a la cual le he consagrado mi vida. Para mí la música estaba en un tercer plano. No lo veía de manera fundamental hasta que me empezó a afectar.

Una noche de 1994, en las bancas del parque de Los Almendros, un barrio de clase emergente de la comuna 5 de Cali, nos reuníamos un numeroso grupo de adolescentes seguidores del Heavy Metal y el Punk quienes venían de diferentes puntos de la ciudad. Yo tenía 17 años. Resulta que tras la salida de la cantante de un grupo llamado “LA INSUMISIÓN”, Diego Fresneda (guitarra y voz) y Jorge Armando Rodríguez “El Mono” (batería) deciden invitarme a remplazar a Sandra Piedrahita, la cantante y quien puso el nombre a la banda.

Los ensayos se realizaban los domingos en la tarde en la casa de Diego en el barrio Leon XIII. El objetivo era ser una banda de garaje eternamente. Para ese entonces “NIRVANA” era el furor y estábamos directamente influenciados por ellos.

Yo no tenía ni idea de música, ni mucho menos de canto. Eso no impidió que lo intentara y posteriormente y gracias a que con nosotros ensayaba una banda de Thrash Metal, que para ese entonces se llamaban BETRAYER, había un bajo eléctrico. Diego en uno de los ensayos toma el bajo de los compañeros de ensayo y me lo cuelga, -“Ahora usted también es el bajista de la banda”.-me dice. En esa tarde él me estuvo enseñando donde presionar las cuerdas y cuantas veces percutirla para así ir sacando torpemente las notas requeridas para cada canción.

Repetíamos una y mil veces cada canción desde el principio. “Seguí la batería”, “no te adelantés”, “escuchá la guitarra”, “Te estás atrasando”. Así me enseñaron pacientemente cada canción y así me las fui aprendiendo poco a poco, primero una, luego la otra, y al mismo tiempo irme aprendiendo las letras de las canciones… “Te equivocaste. Comencemos otra vez desde el principio”.

Una noche, en una terraza de no recuerdo la casa de quien, toqué por primera vez al público.  Tocamos las cuatro canciones que teníamos ensayadas, recuerdo que tenía un bombillo pegado a la cara que me tenía encandilado y no me dejaba ver ¡y no se podía apagar porque quedábamos a oscuras y no podíamos ver donde hacer las notas! ¡Estaba nerviosísimo! Algo que no se me quitó nunca. Al terminar de tocar las cuatro canciones, la gente quedó con ganas de más y nos pedían otra (no habían muchas personas, eran solo un puñado) entonces el guitarrista improvisó unos riffs repetitivos y bien aletosos*. Se armó, entonces, el pogo. Ese riff fue el que después usé para componer “Gobierno Neonazi”.

Al terminar me sentí gloriosamente.

*Aletoso, sa Adjetivo. Perteneciente o relativo a lo aleta.
Aleta, adjetivo. Que llama la atención por su agresividad o rimbombancia. Masculino y femenino. Persona que se mantiene a la defensiva, en actitud colérica y agresiva.
Extraído de Caleño Sin Barreras. Pequeño diccionario integral del español en Cali. 2ª Edición. 


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